¿Un nuevo color en los semáforos de EE.UU.? Lo que se planea y dónde
EE.UU. planea añadir luz blanca a semáforos para autos autónomos, optimizando tráfico, seguridad y eficiencia en intersecciones.
Luz blanca en semáforos: la revolución para autos autónomos en EE.UU. Crédito: Shutterstock
Imagina un futuro donde los autos sin conductor no esperan en rojo eterno, sino que responden a una señal exclusiva que acelera todo el flujo vial. Suena a ciencia ficción, pero expertos en Estados Unidos ya lo están convirtiendo en realidad.
Con el auge de la movilidad inteligente, una propuesta innovadora podría transformar los cruces urbanos, haciendo que el tráfico sea más eficiente y seguro. Exploramos cómo una simple luz adicional podría redefinir la conducción del mañana.
La propuesta que podría cambiar las reglas del tráfico
En un mundo donde los vehículos autónomos prometen eliminar errores humanos al volante, el sistema vial actual parece un relicto del pasado. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han dado un paso audaz: sugerir la incorporación de una luz blanca en los semáforos tradicionales. Esta no sería una adición caprichosa, sino una herramienta diseñada específicamente para coordinar flotas de autos inteligentes en intersecciones complejas.

La idea surgió de la necesidad de optimizar el movimiento en zonas de alta densidad vehicular. A diferencia de las luces roja, amarilla y verde (que priorizan a conductores humanos), la blanca actuaría como un “modo turbo” para máquinas. Al encenderse, enviaría una señal digital a los vehículos equipados con sensores avanzados, permitiendo que ajusten velocidades y trayectorias en tiempo real. El resultado: menos paradas bruscas y un flujo continuo que podría reducir la congestión en un 20% o más, según simulaciones preliminares.
Esta iniciativa no es un sueño lejano. Llevada a cabo en laboratorios de simulación, ha demostrado en pruebas controladas que integra perfectamente con la inteligencia artificial de los autos, potenciando su capacidad de cómputo. Para los entusiastas de la tecnología automotriz, esto representa un puente entre la era actual y una donde los semáforos evolucionan al ritmo de la innovación.
Beneficios que van más allá de la velocidad
Adoptar un semáforo con luz blanca no solo acelera el tránsito; trae consigo ventajas tangibles para conductores, peatones y el planeta. En primer lugar, reduce los tiempos de viaje de manera significativa, liberando horas perdidas en embotellamientos. Imagina llegar al trabajo en minutos menos, sin sacrificar la comodidad.

Otro impacto clave es el ahorro de combustible. Al minimizar acelerones y frenadas innecesarias, los motores (eléctricos o de combustión) operan con mayor eficiencia, cortando emisiones de CO2 y contribuyendo a metas de sostenibilidad urbana. Estudios preliminares de los investigadores indican que esto podría traducirse en billones de litros ahorrados anualmente en ciudades como Los Ángeles o Nueva York.
Pero el beneficio más crítico es la mejora en la seguridad vial. Los autos autónomos ya evitan colisiones humanas, pero una señal dedicada amplifica esto al sincronizar movimientos grupales. En escenarios de intersecciones multi-carril, donde los accidentes son comunes, esta coordinación podría bajar las tasas de siniestros en un 30%, salvando vidas y reduciendo costos en seguros y reparaciones. Para el sector automovilístico, esto acelera la adopción masiva de tecnologías como las de Tesla o Waymo, que ya circulan en pruebas reales.
Del pasado al futuro: evolución de los semáforos
Para apreciar esta innovación, vale la pena mirar atrás. Los semáforos modernos deben su existencia a Garrett Augustus Morgan, un visionario afroamericano cuya genialidad salvó innumerables vidas. En 1923, patentó el primer dispositivo de tres posiciones en EE.UU.: “Stop”, “Go” y una pausa intermedia que detiene todo el tráfico antes de reanudar. Antes de él, los controles eran manuales y binarios, propensos a caos en calles llenas de caballos, bicicletas y autos primitivos.

Morgan, inspirado por los accidentes que vio en Cleveland tras comprar su primer vehículo, creó un poste en forma de T que revolucionó la seguridad. Hoy, con más de un siglo de historia, su invención enfrenta un nuevo desafío: adaptarse a la era digital. Agregar la luz blanca honraría ese legado, evolucionando de señales manuales a sistemas inteligentes conectados.
Hacia una Movilidad Inteligente: ¿qué sigue?
La propuesta de la Universidad de Carolina del Norte, destacada en publicaciones como The Economic Times, está ganando tracción entre reguladores federales. Aunque aun en fase experimental, se espera que en los próximos cinco años veamos prototipos en ciudades piloto, como Austin o Pittsburgh, donde los autos autónomos ya prueban rutas urbanas.
Para los fabricantes de automóviles, esto implica rediseñar hardware y software, integrando receptores para la señal blanca. Y para los usuarios, significa una transición suave hacia un transporte más verde y eficiente. Mientras tanto, el debate ético surge: ¿cómo equilibrar vehículos tradicionales con los nuevos? Expertos coinciden en que la clave está en la implementación gradual, asegurando accesibilidad para todos.
Un semáforo blanco no es solo un cambio de color; es el símbolo de una revolución vial que prioriza inteligencia sobre intuición. Con pruebas prometedoras y un legado de innovación a sus espaldas, EE.UU. podría liderar el camino hacia calles más fluidas y seguras.
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