Hertz al borde del colapso por culpa de los autos eléctricos
El caso Hertz sirve como advertencia para empresas que consideran una transición hacia los EV: la sostenibilidad es importante, pero con estrategias realistas.
Hertz, la icónica empresa de renta de autos, enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia, y todo apunta a que su ambiciosa apuesta por los vehículos eléctricos (EV) podría ser la causa principal de este descalabro financiero.
En su último reporte trimestral, la compañía reveló una asombrosa pérdida neta de 1,330 millones de dólares en el tercer trimestre de 2024. Este devastador desempeño financiero provocó un desplome adicional en el valor de sus acciones, que ya acumulan una caída del 68% en lo que va del año.
Una apuesta electrificada que perdió brillo
En los últimos años, Hertz buscó posicionarse como un referente en movilidad sostenible mediante la compra masiva de vehículos eléctricos. La estrategia incluyó la adquisición de 100,000 Tesla Model 3 como parte de un acuerdo inicial, seguido de un pedido adicional de Model Y y la incorporación del Polestar 2 a su flota de EV.
Sin embargo, esta decisión, que parecía visionaria en un mundo que avanza hacia la electrificación, terminó siendo un dolor de cabeza financiero. Uno de los principales problemas ha sido la rápida depreciación de los vehículos eléctricos.
A diferencia de los autos de combustión interna, los EV han demostrado perder valor con mayor rapidez, agravado por las constantes reducciones de precios que Tesla ha aplicado a sus modelos nuevos. Esto ha reducido drásticamente el valor de reventa de los Tesla que Hertz adquirió a precios elevados.
Sumado a esto, los costos de operación de la flota eléctrica resultaron ser mucho más altos de lo esperado. Las reparaciones y mantenimientos de los EV, especialmente en modelos de Tesla, han superado significativamente las proyecciones iniciales de Hertz. A esto se suma que las tarifas de renta de estos autos fueron menores en comparación con los vehículos tradicionales, complicando aún más la capacidad de la empresa para generar ingresos suficientes.
Venta masiva = más problemas
Para frenar las pérdidas, Hertz ha comenzado a vender su inventario de vehículos eléctricos a gran escala. La empresa planea deshacerse de aproximadamente 30,000 unidades, en su mayoría Teslas, antes de que termine 2024. Esta medida ha generado un efecto secundario negativo: la saturación del mercado de EV usados, lo que ha reducido aún más los valores de reventa, intensificando la depreciación de los activos de Hertz.
Hertz también ha sufrido pérdidas en su flota de autos de combustión interna. Muchos de estos vehículos fueron adquiridos durante el período de escasez de semiconductores, cuando la alta demanda y la baja oferta dispararon los precios. Ahora, con la estabilización del mercado, los valores de estos autos han caído, lo que llevó a la empresa a registrar un cargo por deterioro de 1,000 millones de dólares en el tercer trimestre.
De líder en sostenibilidad a fracaso financiero
Cuando Hertz anunció su incursión agresiva en el mercado de EV, la narrativa giraba en torno a la sostenibilidad y la innovación. La compañía buscaba destacarse como una pionera en la transición hacia una movilidad más limpia. Pero, la realidad ha sido muy distinta: las decisiones estratégicas mal calculadas han creado enormes obstáculos financieros.
Para los accionistas, la situación es especialmente desalentadora. El desplome de las acciones, sumado a las pérdidas multimillonarias, pone en jaque la confianza en el liderazgo de la empresa y en su capacidad para revertir esta crisis.
¿Qué le depara el futuro a Hertz?
Con su imagen y sus finanzas en juego, Hertz enfrenta un desafío monumental. Vender su inventario de EV puede aliviar temporalmente las pérdidas, pero no resuelve el problema estructural de cómo gestionar una transición sostenible sin comprometer su viabilidad financiera. Además, con una flota de autos de combustión interna que también sufre depreciación, la empresa se encuentra atrapada en un ciclo difícil de romper.
Por ahora, Hertz está pagando un precio muy alto por liderar una tendencia que, aunque prometedora, aún enfrenta retos significativos en términos de costos, infraestructura y aceptación del mercado. En el borde del colapso, Hertz deberá reinventarse rápidamente si quiere sobrevivir a esta tormenta eléctrica.
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