Cuándo llega el momento de vender un automóvil: las claves
El recorrido registrado en el odómetro, la fecha en que fue ensamblado y si está por salir una nueva versión, podrían incidir para que un propietario se decida desprender de su vehículo
De la misma manera en que surge el momento ideal para comprar un automóvil, también existe un punto en que lo más es adecuado es ponerlo a la venta.
Se debe tomar en cuenta que todo vehículo comienza a perder valor desde el momento en que sale de una agencia concesionaria, pero sólo le corresponde al propietario determinar hasta donde pretende conservarlo.
El momento de la elección define la cantidad de dinero que se recuperará con respecto a lo que se pagó por la unidad, pero se debe tomar en cuenta que la mayoría de los vehículos pierden hasta el 20% de su valor durante su primer año de haber sido ensamblados.
Ahora bien, la depreciación se basa en varios factores diferentes, el mayor de los cuales es su millaje.
El hecho de que las garantías de armadoras comienzan a vencer cuando el odómetro de los vehículos marca entre 25,000 y 100,000 millas implica que surgirá la necesidad de realizar algún tipo de reparación o servicio costoso, así que ese puede ser una señal para elegir entre invertir más en la unidad o ponerla a la venta para ir por otro modelo nuevo o con menor cantidad de millas recorridas.
De igual manera, el año de un automóvil lo hace menos valioso en la medida que avanza el tiempo, aun cuando su millaje sea reducido y sus condiciones físicas y mecánicas luzcan impecables.
En caso de que esté por salir una nueva generación de un vehículo, lo recomendable es ponerlo a la venta, pues de manera automática perder valor, esto debido a las novedades que presentará el nuevo modelo, las cuales suprimirán los valores de las generaciones anteriores a la suya.
Un argumento de peso para vender un automóvil es que, si para adquirirlo se recurrió a un crédito y ya no se cuenta con el respaldo para pagar las mensualidades venideras, lo mejor sea desprenderse de él para liquidar la deuda y quizá quedarse con algún dinero en el bolsillo, pues es preferible eso a que la unidad sea embargada después.
Al final del día, el desprenderse de un automóvil dependerá de la solvencia de su propietario para adquirir otro más reciente o bien para seguirle invirtiendo al que tiene, aun cuando ello le implique un mayor gasto a futuro.
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