Se disparan los precios de Jeep: el enojo con Stellantis
Stellantis enfrenta una tormenta perfecta: caída de ventas, precios inalcanzables y el enojo de clientes, trabajadores y concesionarios. ¿Hay vuelta atrás?
Cuando Jeep presentó el Gladiator en 2018, las expectativas estaban por las nubes. No era solo un nuevo modelo, sino el regreso de la marca al segmento de las pickups después de más de 25 años. Los primeros años auguraban éxito: en 2020, sus ventas se duplicaron, superando las 90,000 unidades en Estados Unidos pese a las dificultades de producción durante la pandemia.
Sin embargo, todo cambió tras la fusión de Fiat Chrysler y PSA Group, que dio origen a Stellantis en 2021. La nueva estrategia corporativa priorizó modelos de mayor precio y margen de ganancia, lo que afectó directamente la accesibilidad de vehículos como el Gladiator.
“Ese cambio de enfoque nos dejó fuera del mercado. Los clientes tradicionales de Jeep no pueden permitirse estos precios”, señaló Charlie Chesbrough, economista senior de Cox Automotive.
El precio del Gladiator y la desconexión con su mercado
Actualmente, encontrar un Jeep Gladiator por menos de $40,000 es prácticamente imposible, con algunos modelos superando los $72,000. Este salto de precio desanimó a compradores habituales y dejó a concesionarios enfrentando inventarios que no se mueven.
“Han perdido el contacto con sus raíces. Un Jeep siempre fue un símbolo de aventura accesible, y ahora es inalcanzable para muchos”, expresó Jessica Caldwell, analista de Edmunds.
La caída en ventas no se hizo esperar: este año, el Gladiator ha vendido un 21% menos, y las cifras generales de Jeep están un 36% por debajo de sus niveles prepandemia.
No solo Gladiator sufre: una crisis en toda la marca
La situación no es exclusiva del Gladiator. Stellantis enfrenta problemas en varias de sus divisiones:
- RAM pierde terreno frente a Ford y GM.
- Dodge redujo su oferta en espera de modelos eléctricos.
- Chrysler apenas subsiste con el Pacifica, un monovolumen en un segmento poco demandado.
Estos problemas han provocado despidos masivos, como los 1,100 trabajadores de la planta de Toledo y 1,200 en Michigan tras la eliminación de turnos y modelos como la RAM 1500 Classic.
“Es un error estratégico. No se recupera participación de mercado cerrando plantas”, criticó Kevin Farris, presidente de la asociación de concesionarios Stellantis.
Concesionarios y empleados al borde del colapso
- La voz de los concesionarios: una alarma ignorada
En una carta abierta al CEO de Stellantis, Carlos Tavares, Farris advirtió que la obsesión de la empresa por las ganancias a corto plazo ha generado una tormenta perfecta: inventarios saturados, pérdida de clientes tradicionales y caos interno.
“Lo advertimos durante dos años, pero ahora el desastre ya está aquí”, afirmó Farris en la misiva.
Stellantis respondió que la carta era un ataque personal y defendió su estrategia, afirmando que las ventas mostraron signos de mejora en el tercer trimestre de 2024. Sin embargo, concesionarios como Farris se mantienen escépticos.
“Hemos visto algunos cambios, pero seguir despidiendo gente no es la solución. Necesitamos más vehículos accesibles, no menos”, reiteró Farris en una entrevista reciente.
- El descontento de los trabajadores
Mientras tanto, los empleados de Stellantis también están en pie de guerra. El sindicato United Auto Workers acusa a la empresa de incumplir acuerdos laborales, y no descarta nuevas huelgas.
“Nos sentimos traicionados. Prometieron estabilidad, pero seguimos viendo recortes y cierres”, comentó un trabajador de la planta de Toledo.
El impacto en los compradores tradicionales
Tradicionalmente, Stellantis atraía a compradores con presupuestos ajustados. Sin embargo, la subida de precios dejó fuera a este segmento clave.
“El problema no es solo el precio, sino el desajuste entre lo que ofrecen y lo que el mercado realmente necesita”, explicó Caldwell, de Edmunds.
Modelos populares como el Jeep Cherokee o el Chrysler 300, que antes eran accesibles, ya no están disponibles. Y con los altos costos de los préstamos automotrices, muchos compradores simplemente han mirado hacia otras marcas.
Una estrategia que sacrificó el alma de la marca
La crisis de Stellantis con el Gladiator y otras divisiones es un caso de libro sobre cómo la ambición puede nublar el juicio. En su búsqueda de mayores márgenes, la empresa olvidó que su verdadero poder estaba en la conexión emocional y económica con sus clientes tradicionales.
Reconstruir esa relación requerirá más que reducir inventarios o hacer ajustes superficiales. Deben ofrecer modelos que recuperen la esencia de Jeep: vehículos aspiracionales, pero alcanzables. En una industria tan competitiva, ganar de nuevo la confianza de concesionarios, trabajadores y consumidores será una tarea titánica.
Stellantis tiene dos opciones: aprender de sus errores o hundirse más en su arrogancia corporativa. Por el bien de una marca tan icónica como Jeep, espero que elijan la primera.
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