Conducir con marchas largas: qué saber y cuándo es recomendable
Conducir con marchas largas reduce el consumo de combustible y el desgaste del motor. Ideal para carreteras y condiciones de baja adherencia como nieve y lluvia.
El concepto de “marchas largas” se refiere a utilizar las marchas más altas de un vehículo, generalmente la 5ª y 6ª, para conducir de manera eficiente. Esta práctica tiene varios beneficios, especialmente en términos de ahorro de combustible y seguridad en condiciones adversas.
¿Qué son las marchas largas?
Las marchas largas permiten a un vehículo circular a velocidades más altas sin necesidad de cambiar constantemente de marcha. Esto se traduce en una conducción más fluida y económica, ya que se mantiene el motor en un régimen de revoluciones bajo, lo cual reduce el consumo de combustible.
Ventajas de las marchas largas
1. Ahorro de combustible: al mantener el motor en bajas revoluciones, se consume menos combustible. Este tipo de conducción es ideal para largas distancias y trayectos donde se puede mantener una velocidad constante.
2. Menor desgaste del motor: conducir con marchas largas reduce el estrés en el motor y la transmisión, prolongando la vida útil de estos componentes.
3. Seguridad en condiciones adversas: en situaciones de baja adherencia como nieve, hielo o lluvia, utilizar marchas largas ayuda a prevenir la pérdida de tracción. La entrega de potencia es más gradual, minimizando el riesgo de derrapes.
Cómo conducir con marchas largas
1. Salida inicial: usar la primera marcha solo para iniciar el movimiento del vehículo. Cambiar a segunda lo antes posible y seguir subiendo de marchas sin exigir demasiado al motor.
2. Engranar marchas superiores: subir a marchas superiores (5ª o 6ª) tan pronto como sea seguro y sin que el motor se esfuerce demasiado.
3. Mantener revoluciones bajas: evitar que el motor trabaje en rangos de altas revoluciones, cambiando a marchas largas en el momento adecuado.
Situaciones ideales para utilizar marchas largas
1. Conducción en carretera: en autopistas y carreteras largas, donde se puede mantener una velocidad constante, es ideal utilizar marchas largas para optimizar el consumo de combustible.
2. Condiciones de baja adherencia: en nieve, hielo o lluvia, el uso de marchas largas proporciona una entrega de potencia más suave, reduciendo el riesgo de pérdida de tracción.
3. Terrenos deslizantes: en terrenos con arena o barro, las marchas largas también son beneficiosas para evitar que las ruedas patinen.
Precauciones y mitos
Si bien las marchas largas ofrecen muchos beneficios, es crucial no forzar el motor ni la transmisión. Conducir en marchas largas a bajas velocidades puede causar que el motor se esfuerce innecesariamente, lo cual puede generar averías costosas.
Además, aunque se asocia a menudo con el ahorro de combustible, es importante balancear entre el uso de marchas largas y la necesidad de mantener el motor en su rango óptimo de funcionamiento. De vez en cuando, es recomendable revolucionar más el motor, especialmente en vehículos diésel, para garantizar la limpieza de los sistemas anticontaminación.
Conducir con marchas largas puede ser altamente beneficioso tanto para la economía del combustible como para la seguridad en condiciones adversas. Sin embargo, es esencial utilizar esta técnica de manera adecuada y consciente, evitando forzar el motor y la transmisión.
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