Por qué la industria automotriz está pidiendo dinero y subsidios al gobierno de Estados Unidos

Con el presidente Biden planeando anunciar una propuesta de infraestructura que fácilmente podría superar los dos billones de dólares, la industria automotriz se ha dado cuenta de que parte de ese dinero podría usarse para facilitar su trabajo. Tras el intento de Tesla de encantar al gobierno federal para hacer que los créditos de carbono sean más valiosos, los grupos de presión automotrices, los grupos de proveedores y el sindicato United Auto Workers (UAW) han emitido una carta conjunta solicitando asistencia financiera.

Dirigido al presidente y al congreso, el documento presenta numerosas solicitudes de ayuda con las tasas de adopción de vehículos eléctricos. A los grupos de la industria les gustaría que Biden se adhiriera a importantes incentivos fiscales y subsidios gubernamentales tanto para la compra como para la fabricación de vehículos eléctricos. Pero esto no se limita a los automóviles de pasajeros, también quieren que los dólares de los impuestos se utilicen para ayudar a compensar los precios que pagan las corporaciones por los vehículos eléctricos comerciales destinados al uso de la flota.

Las subvenciones del gobierno también se reservarían para organizaciones que reorganizan instalaciones para automóviles eléctricos, mientras que las entidades federales se comprometen a comprar nuevas flotas que no dependan del combustible líquido.

La carta, fue firmada por el director ejecutivo y presidente de Alliance for Automobile Innovation, John Bozzella, el presidente de UAW, Rory Gamble, y el director ejecutivo y presidente de la Asociación de fabricantes de equipos y motores, Bill Long.

Uno de los mayores problemas entre sus autores fue el bajo número de vehículos eléctricos en las carreteras estadounidenses. A pesar de que los vehículos eléctricos de 4 ruedas han existido técnicamente desde 1832, la carta señala que solo alrededor de 1.5 millones de los 278 millones de automóviles de pasajeros registrados en los Estados Unidos funcionan con baterías. Consideraron que se podría mejorar a través de los subsidios antes mencionados y un programa de educación federal integral diseñado para influir en la percepción pública.

Si bien no estamos particularmente cautivados con la idea de la publicidad estatal para los fabricantes de automóviles a la que también está canalizando dinero, hubo algunas sugerencias más razonables. El documento menciona la importancia de que EE. UU. encuentre formas de adquirir, procesar y reciclar los materiales necesarios para la producción de baterías, y señala que la mayor parte de ese trabajo se realiza actualmente en Asia.

También reconoce que la infraestructura de carga no está actualmente en un punto en el que todos los conductores puedan esperar usar vehículos eléctricos de manera realista sin hacer grandes concesiones, independientemente de dónde vivan. La carta estimó que actualmente hay 100,000 puntos de carga públicos en todo el país y especuló que la cifra debería superar los 500,000 propuestos por Biden mientras se hacía campaña para que haya una aceptación generalizada.

Pero el UAW, que vio a sus líderes adherirse a la premisa general de la carta, ha señalado temores de que un mal manejo de la promoción de vehículos eléctricos podría finalmente costar empleos estadounidenses. Esto también ha sucedido con los sindicatos que operan en Europa, ya que muchos tienen la impresión de que se perderán puestos de trabajo a medida que la electrificación se vuelva más dominante. Los vehículos eléctricos requieren menos piezas móviles para su construcción y, dado que gran parte del trabajo de la batería se realiza en otras regiones, algunos sindicatos están muy preocupados.

Curiosamente, el documento enviado a la Casa Blanca y a los líderes del Congreso establece descaradamente que el mercado se está quedando atrás de los resultados deseados. Pero postula que el problema se puede diseñar socialmente, proporcionando en última instancia una oportunidad para que la nación mejore su competitividad global y seguridad económica.

“Ni la trayectoria actual de adopción de vehículos eléctricos por parte de los consumidores, ni los niveles existentes de apoyo federal para las políticas del lado de la oferta y la demanda, son suficientes para cumplir con nuestro objetivo de un futuro de transporte de carbono neto cero”, se lee en la carta.

Se espera que Biden publique su plan de infraestructura, del cual muchos ahora afirman que superará los tres billones de dólares.

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