Qué es el e-fuel: ¿puede llegar a ser el combustible del futuro?
También conocido como biocombustible, combustible verde o sintético, te contamos que es el e-fuel y por qué va a reemplazar en breve a la gasolina.
La desaparición de los motores a combustión y su reemplazo total por vehículos con tecnologías diferentes, deberán esperar un tiempo más para concretarse. Por lo pronto, al menos en la Comunidad Europea se anunció que en sus países se hará una excepción y, tras la fecha prevista del año 2035, los motores térmicos podrán seguir funcionando.
El único requisito que impone esta nueva norma es que pueden seguir funcionando, pero bajo la condición de que utilicen carburantes sintéticos, también conocidos como e-fuel. Pero ahora nos aparece una nueva duda: ¿Qué es el e-fuel? En esta nota resolvemos las preguntas básicas para que entender por qué los combustibles verdes pueden salvar a los vehículos actuales.
Que es el e-fuel
El e-fuel es un tipo de combustible sintético que se produce a partir de la energía renovable, como la solar o la eólica, y dióxido de carbono (CO₂) capturado de la atmósfera. Es una alternativa al combustible fósil convencional y que al ser elaborado a partir de estas metodologías, se considera una forma de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la industria del transporte.
Este tipo de combustibles no están derivados del petróleo y, en su fabricación, presentan un balance neutro en CO₂. Y lo consiguen siguiendo un proceso industrial completamente diferente del que se aplica en las refinerías clásicas de crudo.
Cómo se produce el e-fuel
La producción de e-fuel implica la captura de CO₂ de la atmósfera y su combinación con hidrógeno producido a partir de la energía renovable, utilizando un proceso conocido como “Power-to-Liquid” (PtL). Así se logra obtener metanol, la base del nuevo combustible.
Por un lado, tenemos el dóxido de carbono (CO₂) que se obtiene a través de torres de absorción que funcionan como una esponja para obtener el dióxido. Por otro lado, el hidrógeno verde, que se obtiene del agua del mar mediante electrólisis con electricidad procedente de fuente de energía renovables, ya sea eólica o solar.
Al combinar el H2 y el CO₂, se obtiene metanol, que se convierte en gasolina sintética. Este último paso genera calor, el cual se reutiliza para generar el vapor empleado en las torres de absorción de CO₂.
El resultado, entonces, es un combustible líquido que puede ser utilizado en motores de combustión interna, como los motores de gasolina o diesel convencionales, sin la necesidad de realizar modificaciones importantes en los vehículos.
Al poseer una base alcohólica, el carburante sintético resultante no emite los mismos contaminantes nocivos que los derivados del petróleo durante su producción. Algo igualmente importante es que esta reducción de gases contaminantes también se da durante su combustión en los motores, resultando más inocuo para el medio ambiente.
El e-fuel se considera una opción prometedora para la descarbonización del transporte, ya que su producción puede ser escalada para satisfacer la demanda, y puede ser utilizado en los vehículos existentes sin la necesidad de reemplazarlos con tecnologías más avanzadas y costosas, como los vehículos eléctricos. Sin embargo, su producción actualmente es costosa y requiere grandes cantidades de energía renovable, lo que limita su disponibilidad y asequibilidad.
Quién produce los e-fuel
La mayoría de los principales fabricantes de automóviles apuestan por los vehículos eléctricos a batería, una tecnología que ya está ampliamente disponible, como la ruta principal para reducir las emisiones de CO₂ de los automóviles de pasajeros.
Pero los proveedores y las grandes petroleras defienden los combustibles electrónicos, así como una serie de fabricantes de automóviles que no quieren que sus vehículos se vean abrumados por baterías pesadas.
Los combustibles electrónicos aún no se producen a escala. La primera planta comercial del mundo abrió en Chile en 2021, con el respaldo de Porsche y con el objetivo de producir 550 millones de litros por año. Otras plantas planificadas incluyen Norsk e-Fuel de Noruega, que comenzará a producir en 2024 con un enfoque en combustible de aviación.
¿Pueden los e-fuel limpiar los coches?
Los combustibles electrónicos se pueden usar en los vehículos ICE actuales y transportarse a través de las redes logísticas de combustibles fósiles existentes: buenas noticias para los fabricantes de componentes ICE y las empresas que transportan gasolina y diésel.
Los partidarios de los e-fuel dicen que ofrecen una ruta para reducir las emisiones de CO₂ de nuestra flota de automóviles de pasajeros existente, sin necesidad de reemplazar cada vehículo con uno eléctrico.
Los críticos destacan que la fabricación de este tipo de combustible es muy costosa y consume mucha energía. El uso de e-fuel en un automóvil requiere aproximadamente cinco veces más electricidad renovable que hacer funcionar un vehículo eléctrico a batería, según un artículo de 2021 en la revista Nature Climate Change.
Algunos legisladores también argumentan que los combustibles electrónicos deberían reservarse para sectores difíciles de descarbonizar, como el transporte marítimo y la aviación, que, a diferencia de los automóviles de pasajeros, no pueden funcionar fácilmente con baterías eléctricas.
Biocombustibles: ¿qué significa?
Los biocombustibles son combustibles que se producen a partir de materia orgánica renovable, como plantas, residuos agrícolas y forestales, cultivos energéticos y residuos de alimentos y animales. Estos combustibles se utilizan para la generación de energía y como alternativa a los combustibles fósiles convencionales, como el petróleo y el gas natural.
Hay varios tipos de biocombustibles, pero los más comunes son el bioetanol y el biodiésel. El bioetanol se produce a partir de cultivos como el maíz, la caña de azúcar y la remolacha azucarera, mientras que el biodiésel se produce a partir de aceites vegetales, como el aceite de soja, el aceite de palma y el aceite de colza.
El uso de biocombustibles tiene la ventaja de ser una fuente de energía renovable y de emitir menos gases de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles convencionales. Además, pueden contribuir a la seguridad energética y a la diversificación de fuentes de energía. Sin embargo, la producción de biocombustibles también puede tener impactos ambientales y sociales negativos, como la deforestación y el aumento de los precios de los alimentos.
En general, los biocombustibles son una opción prometedora para la transición hacia una economía más sostenible y baja en carbono, siempre y cuando se produzcan de manera sostenible y se aborden los desafíos ambientales y sociales asociados con su producción y uso.
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