Las herramientas necesarias para cambiar llantas de carros
Salir de casa en carro sin tener lo indispensable para cambiar tus cauchos te puede dejar con una experiencia nada agradable.
El automóvil es el caballo de nuestros tiempos y aunque no se enferma si se puede espichar un caucho a mitad de un camino, pero a diferencia de los animales que no tenían reparación si se agotaban, a las máquinas solo deben cambiarle lo que te exige para continuar.
No te preocupes, no hay que recurrir a la grúa ni entrar en pánico. Cambiar un caucho pinchado puede ser una tarea sencilla si tienes las herramientas adecuadas y sigues algunos pasos básicos. ¡En menos tiempo del que canta un gallo estarás de vuelta en la carretera!
Las herramientas necesarias para cambiar las llantas
Lo primero que debes hacer es reubicarte, traslada el automóvil a un borde la carretera. No queremos que se quede en la vía, a la intemperie, esperando la colisión con un conductor que venga detrás de ti y los tuyos. Más vale prevenir que lamentar.
Reúne las herramientas necesarias: un gato hidráulico, una llave de cruz o cruceta, una llave dinamométrica (opcional), un triángulo de seguridad o conos reflectivos, guantes de trabajo, una linterna y, por supuesto, la llanta de repuesto.
Luego, manos a la obra. Localiza los puntos de apoyo del gato en tu vehículo. Coloca el gato en el punto de apoyo y comienza a elevar el vehículo hasta que la llanta pinchada se levante unos centímetros del suelo.
Cambiar la llanta paso a paso
Con la llave de cruz o cruceta, afloja las tuercas de la llanta en sentido contrario a las agujas del reloj. No las quites por completo todavía. Poco a poco se llega lejos.
Retira las tuercas y luego la llanta pinchada con cuidado. Ubica la llanta de repuesto en el eje y enrosca las tuercas manualmente. Apriétalas en forma de estrella, alternando las tuercas opuestas para asegurar un ajuste uniforme.
Mientras vas reparando el auto, procura conversar con tus acompañantes para trasmitirles una sensación de seguridad, que sepan que sabes lo que haces y pronto retomarán el viaje a su destino. Nada mejor que estar con alguien que maneje las adversidades con serenidad.
Continuemos. Baja el vehículo con el gato hasta que la llanta de repuesto toque el suelo. Recuerda que no es necesario levantar el vehículo demasiado. Con la llave dinamométrica, ajusta las tuercas a la tensión especificada en el manual del propietario. La tensión correcta es crucial para garantizar la seguridad y evitar daños en la llanta o el vehículo.
Ya casi terminamos. Retira el gato y guarda las herramientas de forma segura en el maletero. Conecta el compresor de aire a la válvula de la llanta de repuesto y verifica la presión con el manómetro. Asegúrate de que la presión sea la adecuada para tu vehículo.
Qué hacer luego de colocar la llanta de refacción
Infla la llanta hasta alcanzar la presión recomendada por el fabricante. Puedes encontrar esta información en el manual del propietario o en la etiqueta de la puerta del conductor. No infles la llanta demasiado, ya que esto puede ser peligroso.
Guarda la llanta pinchada y las herramientas en el maletero. Retira el triángulo de seguridad o conos reflectivos que colocaste para señalizar el vehículo detenido. Ahora, conduce con cautela para verificar que el cambio realizado fue exitoso, arranca lento pero seguro.
Presta atención a cualquier ruido o vibración irregular una vez hayas reanudado el recorrido. Para prevenir más contratiempos, toma en consideración las siguientes sugerencias:
- Revisa la presión de tus cauchos regularmente, al menos una vez al mes.
- Mantén la llanta de repuesto en buen estado y con la presión adecuada, aunque una llanta de repuesto usada puede ser mejor que no tener ninguna.
- Familiarízate con el proceso de cambio de llantas antes de que se presente una emergencia. Practica en casa, un domingo por la tarde. Con una vez es suficiente.
Si no te sientes seguro realizando el cambio por tu cuenta, puedes llamar a una grúa. No tienes por qué avergonzarte, están contratando un personal capacitado y dispuesto a colaborar en esas situaciones.
Solo previsualízalo: estás en medio de la nada, bajo un sol radiante o una lluvia torrencial, con el auto averiado y la llanta desinflada. La idea de llamar a la grúa y evitar el esfuerzo físico se vuelve irresistible.
Al final, la decisión depende de tus preferencias, habilidades y la situación en la que te encuentres. Si buscas comodidad y seguridad, la grúa es la mejor opción. Si prefieres ahorrar dinero y sentir la satisfacción de resolver el problema por tu cuenta, cambiar el caucho te dará esa victoria.
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