Motor turbo o motor aspirado: cuál es mejor

Como automovilista entusiasta, es probable que en algún momento te hayas encontrado con los términos “motor turbocargado” y “aspirado naturalmente” con respecto a la máquina propulsora de automóviles. Sin embargo, cuando se trata de los detalles, pocos pueden entender y explicar las diferencias entre ellos. Hoy vamos a aclarar las cosas.

La historia del motor turbocargado

Probablemente no lo creas, pero los primeros autos de producción en serie equipados con supercargadores salieron de la fábrica de Mercedes-Benz ya en la década de 1920. En ese momento, el dispositivo se llamaba compresor (Mercedes conservó ese nombre) y ofrecía una asombrosa potencia de 65 caballos de fuerza. Otras empresas automotrices también lo implementaron, y pronto Fiat , Alfa Romeo y Bentley pudieron ofrecer un vehículo con potencia aumentada a sus clientes.

A pesar de que estos vehículos eran rápidos, tampoco eran confiables. Además de eso, la tecnología era relativamente nueva, compleja y, por lo tanto, increíblemente costosa. Las empresas tuvieron que abandonar la producción en masa, y los supercargadores solo estaban disponibles para aquellos que podían gastar una pequeña fortuna para comprar un vehículo de alto rendimiento. Hasta finales del siglo XX, la mayoría de los automóviles utilizaban propulsión no turbo.

¿Cómo funcionan los turbocompresores y los motores de aspiración natural?

Para los turbocompresores, el modus operandi es simple. El motor arranca, los gases de escape accionan una turbina que aspira el aire del exterior del coche y lo empuja hacia el interior del motor. Esto se llama inducción forzada. Con más aire comprimido dentro de los cilindros, la combustión del combustible es más eficiente.

En los trenes motrices de aspiración natural, el aire ingresa a los cilindros del motor cuando la presión atmosférica actúa contra un vacío parcial causado por el movimiento de los pistones. Para aprovechar al máximo, un automóvil debe tener un motor potente que pueda facilitar este proceso.

Puedes ver: Los autos impulsados por aire podrían superar a los autos eléctricos

Los números lo dicen todo. Hace dos décadas, un motor de gasolina de aspiración natural de 1.2L podía producir alrededor de 60 caballos de fuerza. ¡Hoy en día, los motores turbocargados de 1.2L pueden alcanzar incluso el doble de ese número! Aparte de la potencia de salida, el beneficio adicional es la curva de par aplanada. Significa que todo el potencial del tren motriz está disponible a velocidades más bajas del cigüeñal, y las velocidades más bajas del cigüeñal significan una mejor economía de combustible.

Diferencia entre un turbocompresor y un sobrealimentador

La gente usa los dos nombres indistintamente y, en realidad, el turbocompresor es simplemente un tipo de sobrealimentador que podemos encontrar en la mayoría de los automóviles con motor de combustión interna en la actualidad.

Mientras que un turbocompresor usa los gases de escape para hacer girar una turbina que alimenta el compresor, un supercargador es impulsado directamente por el propio motor. El aire ingresa al motor a medida que el sobrealimentador lo comprime por encima de la presión atmosférica.

Esto elimina el “retraso del turbo”, un fenómeno en los turbocompresores causado por una entrada de aire insuficiente para hacer girar la turbina que produce un impulso de potencia retrasado. Sin embargo, al igual que los motores de aspiración natural, los supercargadores carecen del departamento de eficiencia de combustible.

Aspiración natural o turboalimentado: ¿cuál es mejor?

Los turbocompresores cambiaron la industria automotriz para siempre, ofreciendo un mejor rendimiento, eficiencia y rociando un poco de respeto por el medio ambiente en la parte superior. A algunos automovilistas les encantan, mientras que a algunos puristas probablemente les encantaría verlos descontinuados.

Esto se debe a que los motores de aspiración natural duran más y son más confiables que sus contrapartes sobrealimentadas. Los motores de aire forzado trabajan más duro ya que utilizan una mayor compresión y funcionan con cámaras de combustión más calientes. Los turbocompresores también se lubrican y enfrían con el mismo aceite que el motor, lo que hace que se descomponga a un ritmo más rápido. Esto significa cambios de aceite más frecuentes. Y, por supuesto, más partes significan una mayor probabilidad de que algo se rompa.

Pero el rápido avance de la tecnología significa que los vehículos con mayor potencia ahora son más confiables que nunca. Y aunque probablemente apreciarás el sonido único de tu motor de aspiración natural, a menos que seas un purista de los automóviles, esta característica no es dominante.

Los autos turbocargados sobresalen en economía de combustible y rendimiento relativo, ofreciendo a los conductores una velocidad y aceleración que no pueden ser igualadas por motores de aspiración natural del mismo tamaño. Prepárate para gastar algo de dinero en un motor más grande si deseas aprovechar los beneficios de los automóviles de aspiración natural.

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