Qué pasa si conduces con freno de mano puesto: posible incendio y más
Cuando jalas de la palanca, activas el freno de estacionamiento en las llantas traseras. Si conduces sin desactivarlo, genera mucho desgaste en todo el sistema.
“Manejé con el freno de mano puesto y olía a quemado”. “No me di cuenta y recorrí muchas millas con el freno de mano activado”. Es común. La mayoría de las personas tienen distracciones al conducir y algunas veces eso puede traer consecuencias que afectan el buen estado de los autos. Veamos qué puede pasar si conduces tu auto con el freno de mano puesto.
Es muy común que al encender el auto y tratar de avanzar te des cuenta de que tienes el freno de mano puesto. Normalmente, se dan cuenta al instante y en seguida quitan el freno, pero también hay ocasiones en donde no se dan cuenta y conducen tramos más largos sin quitar el freno.
Esto sin duda pasa por estar distraído, pero por no estar atento puedes ocasionar costosos daños a tu vehículo.
¿Qué puede pasar si conduces con el freno de mano puesto?
Evita daños costosos a tu vehículo: no conduzcas con el freno de mano puesto. Estas pueden ser las consecuencias:
1.- Olor a quemado
Si conduces por la carretera con el freno de mano puesto, no tendrás la misma capacidad de aceleración que normalmente tiene, y es muy probable que, si vas demasiado lejos, comience a notar un olor a quemado.
Este olor proviene del sobrecalentamiento de las balatas y discos por el exceso de fricción entre ellas.
2.- Posible Incendio
La fricción crea demasiado calor y, si los frenos se calientan demasiado, es posible que se incendien.
3.- Acristalamiento de los frenos
Todo ese exceso de fricción sobrecalienta los frenos y, cuando se enfrían, puede crear un esmalte sobre los tambores, rotores y las balatas. Cuando eso sucede, la superficie es más resbaladiza de lo que debería ser y eso reduce drásticamente la potencia de frenado de su vehículo.
4.- El cable del freno electrónico se desajusta
Su freno de mano funciona con un ajuste muy fino donde el cable del freno se conecta con la palanca del freno. Si está demasiado apretado, los frenos no se soltarán por completo cuando quite el freno, pero si está demasiado flojo, no se engancharán lo suficiente cuando aplique el freno de mano.
Cuando conduces con el freno de mano puesto, las balatas se desgastan, lo que puede alterar el ajuste al aflojarlas demasiado. Si eso sucede, deberás reajustar el freno o no proporcionará la potencia de frenado que necesitas.
Cómo saber si el freno de mano está dañado
Es muy fácil comprobar si el freno de mano se ha destensado. Si el recorrido al tirar con la palanca es demasiado largo, no hay duda de que el cable está destensado y, por tanto, cada vez tendrá menos fuerza para retener al vehículo. Un problema especialmente importante si aparcamos en una cuesta.
Otro problema es que el cable y su funda también se pueden llegar a romper.
En el caso de que nos cueste demasiado esfuerzo tirar de la palanca del freno de mano, el origen sería que los cables, los forros de los frenos o las pastillas estén desgastados y ejerzan demasiada presión.
En cambio, si la palanca no se mantiene subida, puede deberse a que el dentado o el trinquete de fijación estén rotos.
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