Efecto túnel en conducción: qué es, qué lo provoca y por qué es peligroso
El efecto túnel es una de las situaciones más peligrosas que nos pueden suceder cuando estamos al volante porque afecta a nuestra visión y percepción durante la conducción.
Efecto túnel, efecto acordeón, efecto mirón, efecto submarino. Son denominaciones asociadas a malos hábitos al volante o a respuestas de los conductores ante determinadas situaciones del tráfico. Qué es el efecto túnel en la conducción, qué lo provoca y por qué es peligroso.
El peligroso efecto túnel se produce, sobre todo, cuando se circula a velocidades muy superiores a las recomendadas. También, cuando se conduce bajo efectos de sustancias o cuando estamos con mucho estrés, ansiedad o enojo.
Qué es el efecto túnel en la conducción
Se denomina efecto túnel a la pérdida de campo de visión lateral del conductor. Es decir, cuando el ángulo de visión se reduce, limitándose únicamente a lo que tenemos delante y en el centro.
Literalmente, es como si se estuviera circulando por una especie de túnel virtual aunque, en los hechos, se esté en un espacio abierto.
El efecto túnel es una de las situaciones más peligrosas que nos pueden suceder cuando estamos al volante porque afecta a nuestra visión y percepción durante la conducción. El gran problema es que, al reducirse la visión periférica, reduce la capacidad de reacción y anticipación del conductor, además de favorecer la fatiga, las distracciones y la agresividad.
Es decir, que, cuando se produce el efecto túnel, tenemos mayor riesgo de sufrir un siniestro, ya que afecta directamente a nuestra percepción, así como a nuestra habilidad de reacción ante un imprevisto.
Qué provoca el efecto túnel
Veamos entonces qué cosas o factores provocan el efecto túnel:
- El cono de visión y la velocidad: nuestra capacidad de visión en la carretera depende de la velocidad a la que circulamos. Cuanto más rápido se circula, menor es el ángulo de visión. Cuando estamos parados o vamos despacio, tenemos una visión periférica completa. Pero el cono de visión o ángulo comienza a reducirse según la velocidad a la que conduzcas. Por ejemplo, a 65 km/h, el ángulo es de 70º, a 130 km/h, se reduce a 30º; y, a 150 km/h, a 18º.
Los expertos explican que, a partir de 130 km/h, la nitidez periférica se pierde y, con ello, la posibilidad de evaluar correctamente distancias o velocidades, así como percibir elementos del entorno (señales, otros vehículos, etc.).
- Alcohol y otras drogas: la ingesta de alcohol o drogas afectan a la visión y alteran las funciones perceptivas. En el caso del alcohol, se reducen los movimientos oculares, siendo más lentos, de tal manera que no solo la visión es de peor calidad, sino que además percibimos menos información del entorno.
También se deteriora la convergencia ocular, necesaria para evaluar correctamente las distancias, y es más complicado calcular adecuadamente la velocidad, ya sea la propia o la de los demás.
- El estrés y la ansiedad: ambos son mecanismos de reacción ante determinadas situaciones y, cuando estamos estresados o ansiosos, no tenemos nuestros mejores recursos para resolver imprevistos. Además de producir taquicardias, sudoración, dificultad para respirar o mareos, pueden afectar la visión.
Cómo evitar el efecto túnel
La única forma de evitar el temido efecto túnel es conducir a una velocidad moderada y respetar en todo momento las señales de velocidad de las carreteras. Hay que tener en cuenta que cuanto mayor sea nuestro campo de visión, más señales veremos, más información recibiremos del exterior y tendremos mayor capacidad de reacción ante cualquier imprevisto.
Por lo tanto, para evitar y prevenir el efecto túnel, es clave conducir descansados, no consumir alcohol ni drogas y respetar las velocidades máximas. Si estás pasando por un momento de mucho estrés y ansiedad, cede el volante. Deja el auto en casa.
Si uno está alterado, tiende a correr y a tener una actitud agresiva. Bajar un cambio es la mejor reacción en esos días en que no estamos con todas las luces “prendidas”.
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