Qué es el sensor de oxígeno o sensor O2 y para qué sirve
El sensor O2 o sensor de oxígeno es un dispositivo que ayuda al motor a trabajar de manera eficiente para reducir el consumo de gasolina y la contaminación.
También conocido como sensor 02, el sensor de oxígeno es un dispositivo que contribuye con el buen funcionamiento del motor, reduciendo el consumo excesivo de combustible y, por ende, las emisiones contaminantes que se expulsan por el tubo de escape.
Si vives en Estados Unidos y conduces, es importante que conozcas este sensor. Anualmente, para poder renovar tu registro y placas de matrícula, tu vehículo es evaluado por expertos para ver si cumple con los estándares de emisiones. Si el sensor se encuentra dañado o no funciona, es probable que no puedas renovar el registro.
¿Qué es el sensor de oxígeno?
Es un dispositivo electrónico cuya tarea consiste en medir la cantidad de oxígeno presente en los gases que provienen del motor y se expulsan mediante el tubo de escape. Si la cantidad de oxígeno no es la correcta, la computadora del vehículo se encargará de ajustar la mezcla de aire y combustible para que optimizar el proceso de combustión dentro de la cámara del motor.
El sensor de oxígeno de los autos no se encuentra cerca del motor, sino cerca del catalizador o convertidor catalítico. Algunos vehículos, sobre todo los más recientes, pueden contar con más de un sensor de oxígeno para garantizar un mejor desempeño del motor.
¿Cómo funciona el sensor O2?
Cuando hay una diferencia notable en la concentración de oxígeno del motor, este sensor envía una señal a la computadora del vehículo (ECU), la cual se encargará de hacer todos los ajustes para garantizar que la mezcla (aire y combustible) en la cámara del motor sea la adecuada. El sensor de oxígeno, en ese proceso, puede arrojar varias lecturas:
- Si hay mucho oxígeno: significa que la mezcla tiene más aire que combustible. En este caso, se habla de una “mezcla pobre” y se puede traducir en un mal rendimiento del motor, mayor consumo de combustible y mayor riesgo de sobrecalentamiento.
- Si hay poco oxígeno: se trata de una “mezcla rica”, con más combustible que aire. Esto puede generar emisiones contaminantes, acumulación de residuos en el motor y un posible daño al convertidor catalítico.
¿Para qué sirve el sensor de oxígeno?
Aunque se trata de un dispositivo pequeño, el sensor de oxígeno cumple varias funciones importantes en el vehículo:
- Mejorar la eficiencia del combustible: mantiene la mezcla de aire y combustible en niveles óptimos para garantizar que no haya desperdicio de combustible.
- Reducir las emisiones contaminantes: hace que el motor cumpla con las regulaciones de emisiones establecidas por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en Estados Unidos, lo cual disminuye la cantidad de gases contaminantes que llegan a la atmósfera.
- Proteger el convertidor catalítico: detecta los problemas en la mezcla de combustible antes de que el convertidor catalítico sufra daños.
- Mejorar el rendimiento del motor: la experiencia de manejo mejora porque el motor puede ofrecer su máximo rendimiento.
Tipos de sensores de oxígeno
No todos los sensores de oxígeno son iguales. Cada uno de ellos tiene una particularidad o una tecnología diferente. A grandes rasgos, los tipos más conocidos son los siguientes:
- Sensor de oxígeno convencional: suele estar presente en vehículos más antiguos y su función es muy básica en comparación con las nuevas tecnologías.
- Sensor de banda ancha: ofrece lecturas más precisas y permite un mejor control del motor. Suele estar presente en vehículos más modernos.
- Sensores antes y después del catalizador: los que están antes, ayudan a ajustar la mezcla de combustible, mientras que los que están después verifican la eficiencia del convertidor.
¿Cuándo debes revisar o reemplazar el sensor de oxígeno?
Los sensores de oxígeno no son eternos. Muchos de ellos, con el paso del tiempo y la constante exposición a altas temperaturas, pueden empezar a fallar. Algunos de los síntomas de que hay problemas con este dispositivo son los siguientes:
- El vehículo empieza a consumir más combustible de lo habitual.
- Se enciende la luz de check engine en el tablero del vehículo.
- El motor puede experimentar pérdida de potencia o ralentí irregular.
- Las emisiones contaminantes se incrementan y es probable que el vehículo repruebe en inspecciones.
De acuerdo con fabricantes y expertos, es recomendable reemplazar los sensores de oxígeno cada 60,000 a 100,000 millas, todo dependerá del modelo del vehículo y del tipo de sensor que tenga instalado. Si quieres saber más al respecto, puedes consultar el manual del usuario para aclarar dudas sobre este dispositivo.
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