Baterías LFP: pros, contras y qué autos las usan

Las baterías LFP representan una opción cada vez más atractiva para los fabricantes de vehículos eléctricos debido a su seguridad, sostenibilidad y durabilidad.

Baterías LFP: pros, contras y qué autos las usan

Recarga de batería en EV. Crédito: Shutterstock

Con el auge de los vehículos eléctricos, las baterías han evolucionado rápidamente, convirtiéndose en piezas clave para el desarrollo de este tipo de coches. Entre las más populares y avanzadas se encuentran las baterías de fosfato de hierro y litio, conocidas como baterías LFP. En este artículo, te explicamos qué son las baterías LFP, sus ventajas y desventajas, y los vehículos que las utilizan. 

¿Qué son las baterías LFP?

Baterías LFP: pros, contras y qué autos las usan
Recarga de batería en auto eléctrico.
Crédito: Shutterstock

Las baterías LFP (Lithium Ferrum Phosphate, por sus siglas en inglés) son una variante de las baterías de litio convencionales, pero con una diferencia fundamental: en lugar de usar compuestos basados en cobalto o níquel, el cátodo de estas baterías está compuesto por fosfato de hierro. Esta característica les proporciona propiedades particulares que las hacen únicas dentro del mercado de los vehículos eléctricos.

El proceso de generación de energía en las baterías LFP sigue un principio básico similar al de otras baterías de iones de litio. El polo positivo del cátodo contiene fosfato de hierro, mientras que el polo negativo está compuesto por cristales de carbono, entre los que se encuentran pequeñas partículas de litio. Estas partículas de litio se mueven entre los polos dentro de un líquido electrolítico, lo que genera la corriente eléctrica necesaria para alimentar el vehículo.

Cuando el litio se desplaza completamente al cátodo, la batería se descarga y necesita ser recargada desde una fuente externa de electricidad, lo que reinicia el ciclo de carga y descarga.

Ventajas de las baterías LFP

Baterías LFP: pros, contras y qué autos las usan
Sistema de batería LFP.
Crédito: Shutterstock

Una de las principales ventajas de las baterías LFP es su mayor seguridad en comparación con otros tipos de baterías de litio, como las basadas en cobalto. El fosfato de hierro es un material mucho más estable, lo que reduce el riesgo de sobrecalentamiento o incendios espontáneos, una preocupación común en las baterías de iones de litio tradicionales.

Además, las baterías LFP tienen una vida útil más larga. Pueden soportar más ciclos de carga y descarga sin perder tanta capacidad en comparación con otras baterías de litio, lo que las convierte en una opción muy atractiva para los conductores de vehículos eléctricos que buscan durabilidad y fiabilidad a largo plazo.

Otra ventaja importante es su sostenibilidad. Al no depender del cobalto o el níquel, materiales que son más difíciles de extraer y tienen un mayor impacto ambiental, las baterías LFP son más respetuosas con el medio ambiente, lo que suma un punto a favor para quienes buscan una opción de movilidad más ecológica.

Desventajas de las baterías LFP

Sin embargo, no todo es positivo en las baterías LFP. Aunque son más seguras y duraderas, tienen una menor densidad de energía en comparación con otras baterías de litio, como las NCM (Níquel-Cobalto-Manganeso). Esto significa que, para ofrecer la misma cantidad de energía, las baterías LFP tienden a ser más grandes y pesadas, lo que puede afectar la autonomía de los vehículos eléctricos que las utilizan.

Otro inconveniente es que, debido a su menor densidad energética, no son ideales para vehículos que requieren altas prestaciones o largos trayectos sin recargar. Este aspecto limita su aplicación en ciertos modelos de coches eléctricos que priorizan el rendimiento.

¿Qué vehículos utilizan las baterías LFP?

Baterías LFP: pros, contras y qué autos las usan
Tesla Model 3.
Crédito: Shutterstock

A pesar de sus limitaciones, las baterías LFP han ganado popularidad en varios sectores de la industria automotriz, sobre todo en vehículos eléctricos que buscan una solución más asequible y segura. Una de las marcas que más ha adoptado este tipo de baterías es Tesla, que ha integrado baterías LFP en algunos de sus modelos más populares, como el Tesla Model 3 fabricado en China.

La razón principal de su elección es el costo más bajo y la mayor durabilidad que ofrecen estas baterías, lo que encaja con la estrategia de Tesla de ofrecer vehículos más accesibles sin sacrificar la seguridad.

Además de Tesla, otros fabricantes como BYD y algunos modelos de vehículos eléctricos de origen chino también utilizan baterías LFP. Estos fabricantes han apostado por las baterías de fosfato de hierro y litio para ofrecer vehículos eléctricos con precios más competitivos en mercados emergentes, donde el costo es un factor crucial para la adopción masiva de esta tecnología.

Aunque tienen desventajas en cuanto a densidad energética, su menor costo y mayor estabilidad las hacen ideales para vehículos eléctricos de gama media y baja. Con marcas como Tesla y BYD liderando el mercado, es probable que veamos una mayor adopción de esta tecnología en los próximos años, ayudando a hacer que los vehículos eléctricos sean más accesibles para todos.

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