Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo

El sensor de temperatura del motor es clave para evitar sobrecalentamientos y fallos en el motor. Aprende a detectar y solucionar sus averías.

Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo

Indicador de temperatura del motor. Crédito: Shutterstock

Los sensores juegan un papel fundamental. Estos pequeños dispositivos electrónicos, a menudo ignorados, son los encargados de recopilar y transmitir datos cruciales para el funcionamiento óptimo de diferentes sistemas del vehículo.

Entre ellos, destaca un componente esencial para la salud de tu motor: el sensor de temperatura del refrigerante (ECT). Este artículo desentrañará el papel vital que desempeña, cómo funciona, y qué señales indican que algo no va bien con este guardián silencioso.

¿Qué es el sensor de temperatura del motor?

Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo
Sensor de temperatura del refrigerante.
Crédito: Shutterstock

El sensor de temperatura del motor, conocido también como sensor ECT (Engine Coolant Temperature), es un dispositivo que mide la temperatura del líquido refrigerante del motor. Su misión principal es proteger el motor, ajustando el sistema de refrigeración para evitar que se sobrecaliente.

Este pequeño, pero poderoso componente se encuentra ubicado cerca de la culata del motor, en la salida hacia el radiador, justo antes o después del termostato. Se coloca en este punto estratégico porque ahí es donde el refrigerante alcanza su temperatura máxima, permitiendo una medición precisa.

El sensor ECT no solo es crucial para el funcionamiento del motor, sino que también es vital para el rendimiento general del vehículo. Un motor que opera a la temperatura correcta es más eficiente y duradero. Este sensor actúa como un vigilante, enviando señales continuas a la ECU (Unidad de Control del Motor) para que ajuste la mezcla de combustible y otros parámetros según sea necesario.

Funcionamiento del sensor ECT

Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo
Indicador de temperatura del motor.
Crédito: Shutterstock

El sensor ECT se basa en un termistor, un tipo de resistencia NTC (Negative Temperature Coefficient). Este termistor reduce su resistencia interna a medida que la temperatura aumenta, lo que a su vez disminuye la tensión en el sensor. Este comportamiento permite a la ECU interpretar la temperatura del refrigerante y ajustar varios parámetros clave.

Cuando el motor está frío, la resistencia del termistor es alta, lo que genera un voltaje elevado. La ECU detecta esto y, por ejemplo, puede enriquecer la mezcla de combustible para facilitar el arranque en frío. A medida que el motor se calienta, la resistencia disminuye, y la ECU ajusta la mezcla de combustible y el punto de encendido para mantener un funcionamiento eficiente y evitar problemas de combustión.

Además, el sensor ECT también regula la activación de los ventiladores del radiador, cruciales para disipar el calor del motor. Por ejemplo, puede influir en la transmisión automática, ya que algunas transmisiones ajustan los patrones de cambio basándose en la temperatura del motor. Un sensor defectuoso podría, en consecuencia, provocar cambios bruscos o ineficientes, afectando la conducción.

Averías del sensor de temperatura del refrigerante

Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo
Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo.
Crédito: Shutterstock

El sensor de temperatura del motor es fundamental para el buen funcionamiento del sistema de inyección electrónica de combustible. Pero, ¿qué sucede cuando este sensor falla? A continuación, se describen algunos de los síntomas más comunes de un sensor ECT defectuoso:

1. Aumento del consumo de combustible: un sensor averiado puede enviar señales incorrectas a la ECU, lo que provoca un suministro de combustible ineficiente. Por ejemplo, si el sensor indica erróneamente que el motor está frío, la ECU enriquecerá la mezcla de combustible, aumentando el consumo y afectando negativamente la economía de combustible.

2. Humo negro en el escape: cuando la mezcla de combustible es demasiado rica debido a datos incorrectos del sensor, el exceso de combustible no se quema por completo, produciendo humo negro en el tubo de escape. Este síntoma no solo es un indicativo de un problema interno, sino que también puede resultar en que tu vehículo no pase una inspección de emisiones.

3. Sobrecalentamiento del motor: un sensor defectuoso puede retrasar o impedir la activación del ventilador del radiador, lo que puede llevar al sobrecalentamiento del motor, un problema serio que podría causar daños costosos. Un motor que opera a temperaturas más altas de lo normal no solo sufre un desgaste prematuro, sino que también puede llegar a fundirse, generando costos de reparación exorbitantes.

4. Funcionamiento inestable a ralentí: la correcta mezcla de combustible es crucial para un funcionamiento suave a ralentí. Un sensor ECT defectuoso puede causar pérdidas de potencia, vibraciones y un comportamiento errático del motor en estas condiciones. Además, un ralentí inestable puede causar una experiencia de conducción incómoda, afectando la confianza del conductor en la fiabilidad del vehículo.

5. Testigo del motor encendido: cuando la ECU detecta valores de resistencia fuera de lo esperado, se enciende el testigo del motor en el panel de instrumentos. Este es un indicativo claro de que algo no está bien. Ignorar esta señal podría llevar a problemas mayores si no se aborda de inmediato. Es recomendable llevar el vehículo a un taller para que realicen un diagnóstico completo.

Es importante destacar que los síntomas de un sensor ECT defectuoso pueden parecerse a los de otros problemas del motor. Por lo tanto, es esencial realizar un diagnóstico adecuado antes de proceder a cualquier reparación.

Cómo probar un sensor de temperatura del refrigerante

Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo
Refrigerante.
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Si sospechas que el sensor está fallando, es posible realizar una prueba utilizando un multímetro y siguiendo una serie de pasos. Primero, localiza el sensor consultando el manual de servicio del vehículo. Luego, conecta las sondas del multímetro a los terminales correspondientes y toma lecturas con el motor en frío y caliente. Compara las diferencias en ohmios entre ambas lecturas; si la diferencia supera los 200 Ω, es probable que el sensor esté dañado y necesite ser reemplazado.

Este procedimiento puede parecer sencillo, pero requiere precisión. Un error en la medición o una mala interpretación de los resultados puede llevar a un diagnóstico incorrecto. Si no te sientes seguro realizando esta prueba, lo mejor es acudir a un profesional. Los talleres mecánicos cuentan con herramientas de diagnóstico avanzadas que pueden identificar el problema de manera más precisa.

Cómo cambiar el sensor de temperatura del refrigerante

Sensor ECT: función, diagnóstico y reemplazo
Cambio de sensores.
Crédito: Shutterstock

Si decides cambiar el sensor por tu cuenta, sigue las instrucciones del manual técnico del vehículo. Básicamente, el proceso implica drenar el radiador, desconectar el sensor antiguo y reemplazarlo por uno nuevo, asegurándote de seguir correctamente todos los pasos para evitar fugas y garantizar un buen funcionamiento.

Pasos para el reemplazo

1. Ubicar el vehículo sobre una superficie llana: asegúrate de que el coche esté en un lugar estable y seguro antes de comenzar cualquier trabajo.

2. Encontrar el sensor: utiliza el manual técnico del vehículo para localizar el sensor. Por lo general, está cerca de la culata del motor.

3. Alzar el coche: usa un gato para elevar el vehículo por su parte delantera. Esto facilitará el acceso al sensor.

4. Quitar la tapa del radiador y la de desbordamiento: antes de drenar el radiador, quita las tapas para evitar que se genere presión.

5. Drenar el radiador: coloca un recipiente debajo del radiador y abre el tapón de drenaje para vaciar el líquido refrigerante.

6. Desconectar los conectores del sensor: desconecta con cuidado los cables del sensor antiguo, marcándolos o tomando fotos para asegurarte de conectarlos correctamente al nuevo sensor.

7. Desenroscar el sensor antiguo: utiliza una llave adecuada para retirar el sensor antiguo girándolo en sentido antihorario.

8. Limpiar el orificio de montaje: asegúrate de que el orificio esté limpio antes de instalar el nuevo sensor.

9. Instalar el nuevo sensor: enrosca el nuevo sensor en su lugar, asegurándote de no apretarlo demasiado para evitar daños.

10. Reconectar el sensor: vuelve a conectar los cables según las marcas o las fotos que tomaste anteriormente.

11. Rellenar el radiador: vuelve a llenar el radiador con el líquido refrigerante adecuado, asegurándote de que no haya fugas.

12. Bajar el vehículo cuidadosamente: retira el gato y asegúrate de que el coche esté nuevamente sobre una superficie llana.

13. Probar el motor: enciende el motor y déjalo funcionar durante unos minutos para verificar que no haya fugas y que el sensor esté funcionando correctamente.

14. Revisar el nivel de refrigerante: después de una breve prueba de conducción, verifica el nivel de refrigerante y rellénalo si es necesario.

Cambiar el sensor de temperatura del refrigerante es una tarea que, si bien no es extremadamente complicada, requiere de precisión y atención al detalle. Un sensor mal instalado o una fuga de refrigerante puede causar problemas graves al motor, por lo que es vital seguir todos los pasos con cuidado.

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