¿Qué pasa si manejo con la llanta del carro ponchada?
Asegurate de saber cómo reemplazar una llanta pinchada y contar con las herramientas necesarias en todo momento.
Sufrir un pinchazo es algo que puede suceder cualquier día y a cualquier hora. Sin embargo, saber cómo reaccionar ante esta situación es lo más importante para poder solucionar el problema y no afectar otros elementos del vehículo. ¿Qué pasa si manejo con la llanta del carro ponchada?
Todos los vehículos deben contar con una llanta de refacción y la herramienta necesaria para cambiar la llanta ponchada por la de refacción. Afortunadamente, arreglar una llanta ponchada o cambiar un neumático no es tan difícil. Solo tiene que siempre traer en su auto las herramientas necesarias y conocer el procedimiento.
Si, desafortunadamente, no llevas la llanta de refacción o está baja de aire, no conduzcas con la llanta ponchada, puedes provocar que el neumático quede inservible e incluso el rin se puede dañar.
¿Qué pasa si manejo con la llanta del auto ponchada?
Esto podría pasar si conduce con una llanta desinflada durante un período prolongado de tiempo:
- Triturar el neumático. Si fue perforado limpiamente, se puede reparar y usar en los próximos kilómetros. Si lo maneja durante un período prolongado, quedará inutilizable, sin importar el pinchazo.
- Dañar la rueda. Sin el aire que proteja, la rueda del suelo quedará directamente sobre el pavimento y se puede doblar o agrietará. Esto puede llegar a dañar los tacos de las ruedas, los frenos, la suspensión y los guardabarros
- Ponerse en peligro a usted mismo y a los demás. Están diseñados para brindarle el control necesario sobre su auto. Sin uno de estos neumáticos, toda la experiencia de conducción se ve afectada y esencialmente desactivada.
Así que asegúrate de saber cómo reemplazar una llanta y contar con las herramientas necesarias en caso de una pinchadura en medio de la carretera o caminos poco transitados.
Los riesgos de conducir con una llanta ponchada
Conducir con una llanta ponchada puede tener varios riesgos y consecuencias graves para el vehículo y la seguridad del conductor y los pasajeros. Algunos de los principales riesgos incluyen:
- Pérdida de control: Una llanta ponchada puede afectar drásticamente la estabilidad y maniobrabilidad del vehículo. Esto puede resultar en una pérdida de control, especialmente a altas velocidades o en curvas, aumentando el riesgo de un accidente.
- Daño adicional al neumático: Conducir con una llanta ponchada puede causar un daño irreversible al neumático. La fricción constante contra la carretera puede desgastar la goma rápidamente, haciendo imposible la reparación del neumático.
- Daño al rin: Si se sigue conduciendo con una llanta ponchada, el rin (o llanta) puede dañarse. Los rines están diseñados para estar protegidos por la goma del neumático. Sin esta protección, el rin puede deformarse, agrietarse o romperse, lo que puede ser costoso de reparar o reemplazar.
- Afecta otros componentes del vehículo: La conducción con una llanta ponchada puede ejercer una tensión adicional sobre la suspensión, la dirección y otros componentes del vehículo, lo que puede causar daños adicionales y costosos.
- Mayor consumo de combustible: Conducir con una llanta ponchada puede aumentar la resistencia al rodaje, lo que significa que el motor tiene que trabajar más para mover el vehículo. Esto puede resultar en un mayor consumo de combustible.
- Peligro para otros conductores: Una llanta ponchada puede desprender trozos de goma mientras conduces, lo que puede ser peligroso para otros vehículos en la carretera. Además, la pérdida de control del vehículo puede causar accidentes que involucren a otros conductores.
- Riesgo de volcaduras: En vehículos altos, como SUV y camiones, conducir con una llanta ponchada puede aumentar el riesgo de volcaduras debido a la pérdida de estabilidad.
- Daños a la carretera: Conducir con una llanta ponchada puede dañar la superficie de la carretera, especialmente si el rin está en contacto directo con el asfalto.
En resumen, conducir con una llanta ponchada es extremadamente peligroso y puede resultar en daños significativos al vehículo y poner en riesgo la seguridad del conductor y de otros usuarios de la carretera. Es crucial detenerse y solucionar el problema lo antes posible, ya sea cambiando la llanta por la de repuesto o llamando a un servicio de asistencia en carretera.
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